jueves, 16 de agosto de 2007

ÓBITO: SIT TIBI TERRA LEVIS

Hace poco que se nos han muerto seguidos Ingmar Bergman y Michelangelo Antonioni. El mundo es, sin duda, un lugar más pobre.

He leído muchas necrológicas. Algunas muy buenas y otras algo analfabetas.
No voy a entrar en el mérito estético y emocional sin parangón de estos dos extintos genios por dos razones. La primera y más importante: gente infinitamente más sabia que yo ha escrito muy buenos artículos que son fáciles de encontrar en la red (recomiendo la Web del New York Times donde los responsables han sido nada menos que Scorsese y Allen) La segunda: porque yo no pertenezco a la generación que ha crecido y madurado viéndolos. Esto no ha restado un ápice de intensidad al profundo impacto que supusieron para mí sus películas, pero claro, reconozco que no es lo mismo. Para mí, muchachito de provincias, han sido dos directores descubiertos (felizmente redescubierto en el caso de Bergman) en estos cinco últimos años, formando desde hacía tiempo parte del canon cinematográfico y llegando a mí en forma de DVD o a través del bendito emule.

Mi generación, que es la de este faro, le debe más a Spielberg, Tarantino, Linklater, Van Sant, Mann, Cronnenberg… (Bueno, algún habitante zurdo del faro también se siente deudor de Lucas, pero en un sentido más amplio) La desaparición (al menos para mí) de alguno de estos significaría la extinción de parte de nuestro mundo, por ser parte importante de nuestra infancia y adolescencia.

Entre mis amigos y conocidos, varias han sido las reacciones. Tengo una amiga que se echó a llorar desconsolada, periódico en mano (doy fe) al leer la noticia de la muerte del director sueco. Muy sentida ha sido la muerte del italiano para otro amigo, al que también debo dejar en el anonimato, puesto que una vez me confesó que a lo largo de su vida habría producido “ríos de semen” gracias a Monica Vitti, musa de Antonioni, quien además fue su descubridor (gracias)



Para mí desde luego es una pérdida terrible. Consuela saber que perduraran gracias a sus obras, al final de las cuales acabas eufórico, catatónico, cabreado, enamorado o cariacontecido.


Aún nos quedan muchos más. Los anteriores más Rohmer, Godard, Eastwood, Coppola…
Esperemos que estén entre nosotros mucho tiempo ya que sabemos que en el formato de turno durarán para siempre.







1 comentario:

Anónimo dijo...

..."Esta es mi mano. Puedo moverla. Mi sangre corre por mis venas. El sol está aún alto. Y yo, Antonius Block, juego al ajedrez con la Muerte."...

Nunca agradeceré lo suficiente que mis profesores de Historia del Arte y de Historia Medieval de primer año me descubriesen "El séptimo sello".