lunes, 18 de mayo de 2009

HOSPITAL: MUNDO PARALELO IV

J. (hace una semana)

 

Supongo que hay muchas maneras de entregarse a los demás. Para la santidad existen muchas fórmulas. Algunas son rápidas, otras incluso indoloras. Pero las hay, como la tuya, J., que son largas, dolorosas e impredecibles.

Realmente no te llegué a conocer mucho, y eso que en tu primer ingreso fui yo uno de los que te llevaron. Sin embargo, las últimas guardias el Hado quiso que yo tuviese que ir tomando las decisiones fundamentales en el rumbo de tu vida. Y eso suele unir. ¿Te acuerdas de aquella madrugada? Cuando te pasas unas horillas por la madrugada tirado sobre una persona hablando de fútbol con ella, mientras le mueves un catéter en la tripa haciendo círculos, puedo asegurarte que eso une… Y ya está, ya me ha ocurrido otra vez. Ya me he encariñado de nuevo. Lo mío son las relaciones difíciles, generalmente condenadas al aborto. Y es curioso, porque esta relación comenzó como suelen hacerlo las grandes, las bonitas, las de los clásicos del cine: con antipatía. Pero mirándolo bien desde la perspectiva actual, no me extraña tu actitud: sabías cómo acabaría todo, y eso no suele poner de buen humor. Lo llevas sabiendo años. Lo elegiste hace décadas. Lo elegiste porque los demás te necesitaban, y moriste para redimir los pecados de otros.

Cuando me despedí de ti, como pudiste ver, no te negué las cosas.Sinceridad es lo menos que te debía porque todos lo sabíamos, y tú mismo antes que nadie. Sería absurdo recurrir a la palmadita en la espalda. La verdad es que tu actitud en aquel momento no era diferente a la que tenías previamente. Algún profano de tu situación podría pensar que hablabas como habla un inconsciente de lo que le pasa. Pero no. Hablabas con la idiosincrasia de quien sabe la verdad, que es sencillamente la misma que tenías previamente. Y el mundo debe saberlo. El mundo debe saber que aún hay seres humanos que hacen cosas como las que tú has hecho por otros. Gracias, J.

El trasplante no llegó.


“Yeah, you already know
How this will end.”

(DeVotchKa)

Anteriores entregas: I, II, III

2 comentarios:

CFC dijo...

¿Saben, señoras y señores, por qué ciertas personas se niegan a recibir tratamiento de la hepatitis C crónica? Por los efectos secundarios.
¿Piensan que son tontas?
¿Y si les digo que lo hacen para poder estar en condiciones de trabajar lo mucho que lo hacen y poder sacar así adelante a su familia?

alberto dijo...

Me toca hoy bien dentro tu historia, pues yo también he tenido la fortuna de conocer gente así. Gente que te hace darte cuenta de la profundidad y diversidad de ese animalillo asustado que es el hombre.